Semana Santa

Jesús, dando una gran voz expiró. Entonces el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo. Y el centurión que estaba frente a Él, viendo que después de clamar había expirado así, dijo: Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios.

(Mr. 15:37-39)

El sacrificio de Jesús en la cruz del Calvario muestra el inmenso amor de Dios para con nosotros. La pascua nos anuncia a Jesús como el cordero que quita los pecados del mundo. Por su muerte en la cruz, pagó por todos los pecados de la humanidad y, con su resurrección de entre los muertos, certificó que “en verdad es el Hijo de Dios”-

En la actualidad podemos observar que vivimos tiempos malos, en lo que lo bueno se llama malo, y lo malo bueno; en los que no se busca agradar a Dios, sino todo lo contrario, se participa en fiestas, parrandas, donde abunda alcohol, drogas, pleitos, dolor, destrucción, menos santificación, sin embargo, en medio de un mundo caótico, en donde la niebla de la incertidumbre oculta el sendero de un futuro mejor, la fe en Jesús ilumina con fuerte resplandor el camino a seguir.

La semana santa es una actividad en la que todos participamos, unos de una manera y otros de otra. Para el cristiano no es solo una semana, sino que todos los días son santos y todos los días deben ser para la gloria del Señor.

Por tal razón, no se debe buscar al que vive entre los muertos, en actividades vacías y sin provecho, sino buscar y andar con Cristo quien vive, cuya promesa es para todos aquellos que han decidido seguirle. Su promesa es que estaría con los suyos todos los días hasta el fin del mundo.

Cristo dijo en la cruz del Calvario: “Consumado es”. La obra de Jesús para nuestra salvación ya fue completada. Por tal razón, si no lo has hecho, te invitamos a recibir a Cristo como tu Señor y Salvador.

Por:
Edgar Gilberto Bala

Edgar Gilberto Bala es pastor de la Iglesia Bautista Getsemaní, Col. El Esfuerzo, ciudad de Cobán, A. V. y profesor en la extensión del STBG en Sayaxché, Petén.

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