(Sal. 148:13. 14b)
Desde la misma creación, la música ha sido la manera más sublime de adoración a Dios. De hecho, fue creada por Dios. Sin duda alguna, los primeros en hacer uso de este don divino fueron las aves. Fieles a su Creador, cada mañana endulzan la salida del sol y por las tardes, antes de desaparecer los últimos albores del sol, elevan su melodioso canto. No se sabe con exactitud en que momento el hombre organizó los sonidos para hacer música, pero sin duda, desde los inicios de la creación esta era una forma de adoración a Dios.
Cuando el pueblo de Israel cruzó el mar Rojo, Moisés y María su hermana, juntamente con el pueblo, celebraron ese momento trascendental al son de la música. María, tomó en su mano un pandero dando la gloria a Dios por tan extraordinaria experiencia (Ex. 15); tal como se narra en las Escrituras, en cada celebración, la música era un elemento primordial para manifestar su gratitud y adoración a Dios.
De manera que, a través de los tiempos, la música siempre ha estado ligada a la adoración, inclusive en los pueblos paganos y en las diversas culturas. El mismo Señor Jesucristo, al celebrar su última pascua con sus discípulos, cantaron un himno. El texto dice que “Cuando hubieron cantado el himno, salieron al monte de los Olivos”. (Mr. 14:26).
El apóstol Pablo con Silas, presos en una cárcel de Filipos, “cantaban himnos a Dios; y los presos los oían”. (Hch.16:25), no se sabe que clase de himnos cantaban, pero si se puede decir con seguridad, que exaltaban el nombre del Señor y sus maravillas. A la iglesia misma, el apóstol Pablo la exhorta a que “La palabra de Cristo more en abundancia … cantando con gracia en vuestros corazones al Señor, con salmos e himnos y cánticos espirituales”. (Col.3:16).
Considerando el término “himno” se puede definir como un canto lírico que expresa sentimientos positivos, de alegría y celebración. Es la representación musical o literaria de un acontecimiento tan elevado que produce la necesidad de plasmarlo en música o texto.
Los himnos más antiguos que se conocen son los de Moisés y Débora, quienes cantaron en acción de gracias a Dios por sus proezas. Los himnos se hacían acompañar con instrumentos musicales de cuerdas como arpas, liras y salterios; también se usaban instrumentos de percusión y viento. Eran interpretados por coros alternativos; el primero cantaba el himno, y el otro, en determinados intervalos, repetía un texto poético. Los salmos son un ejemplo de estos himnos, habiendo sido escritos en su mayoría por David y Asaf, dos de los más grandes himnógrafos de Israel.
Abimael Palma González es Lic. En Teología y en Pedagogía, pero, sobre todo, es pastor ahora de la Primera Bautista Remanente Fiel, de Monjas, Jalapa; además de ser el promotor de la Asociación del Sur Oriente.
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