Yo Tengo Un Sueño.

Por Edgar Armando Díaz

“Y profeticé como me había mandado, y entró espíritu en ellos, y vivieron, y estuvieron sobre sus pies; una muchedumbre grande en extremo.” (Ez. 37:10).

El lunes 17 de enero, se declara Día Memorial del Dr. Martin Luther King, Jr. quien fue un pastor visionario. Escribió cinco libros y pronunció 450 discursos al año. Se ha insistido mucho en su “sueño” y hubo quienes lo asociaban con un proyecto revolucionario, posiblemente armado; pero siendo un seguidor del pensamiento pacifista de Gandi, su proceder fue no violento. El sueño de Martin Luther King, Jr. lo planteo, en tres fases fundamentales: llamamiento, mensaje y resultado.

I.-LLAMAMIENTO: “SER TAMBOR MAYOR DE JUSTICIA QUE RETUMBA”. El llamamiento se define como aceptar, seguir y perseverar en la voluntad de Dios. Es una actitud diaria donde la vivencia se halla abrigada y en atracción centrífuga por el amor de Dios, como sucedió con Abraham, Moisés, Isaías, Pablo y otros personajes bíblicos. Por eso a Martin Luther King, Jr. le inspiraba mucho el himno evangélico: “Cuan tiernamente Jesús hoy nos llama con insistente bondad”.
El derecho y responsabilidad del liderazgo que Dios le encomendó fue una carga pesada, percibiendo que la muerte le asediaría constantemente, fue entonces también, que asume un destino.

II.-EL MENSAJE: “YO TENGO UN SUEÑO”. El profeta sabe de riesgos al emitir juicios y proclamar la verdad de Dios, porque porta un mensaje, una nueva visión para el pueblo; en su caso, los derechos civiles de los afroamericanos y como extensión a otras minorías nacientes en aquel país. Se puede llegar a ser mártir producto del testimonio, mensaje y acción. ¡Y se acepta la tarea de anunciar y denunciar en nombre de Dios!
El contenido del mensaje recibido es: “En la vida hemos de hallar el amor, la libertad y la paz con justicia que nos conduzca a la plenitud del reinado de Dios”. En su último discurso como presidente de la Conferencia Sureña de Liderazgo Cristiano, en 1967, a menos de un año de ser abatido, Martin Luther King, Jr. tituló su sermón, “¿Hacia dónde vamos?”. Al final concluyó, como lo hacía en casi todos sus discursos, con elocuencia y profunda convicción:

“Recordemos que hay una fuerza creativa en este universo, trabajando para derribar gigantescas montañas del mal, es un poder capaz de crear una salida donde no la hay y transformar los ayeres oscuros en albores luminosos. Vemos que el arco de la existencia moral es largo, pero se curva hacia la justicia. Esto es para esperanza en el futuro, y con esta fe seremos capaces de cantar en un porvenir no muy distante con un tiempo cósmico pasado: Nosotros hemos vencido, corazón interior, yo supe que venceríamos”.

III.-RESULTADO: “TODOS ESTAMOS EN EL MISMO BARCO HOY”. El destino de los llamados está en manos de Dios. Esa convicción acciona una dinámica de complejidad urgente y ansiosa. El llamado radical es ¡ya! y exige una respuesta también radical. Aunque la familia, los amigos, y la iglesia no lo entiendan; Dios lo sabe. Si por ratos hay incertidumbre, duda, desasosiego, también hay resoluciones certeras y firmes en ese éxodo en la fe que Dios va revelando. Muchos le han imitado en la denuncia injusta con la no violencia.
Martin Luther King, Jr. el pastor de la Iglesia Bautista Eben Ezer, de Atlanta, Ga., profeta, pensador siempre vigente. Hoy más que nunca su mensaje de libertad y esperanza se necesita. No descontinuarlo y actuar es nuestro reto constante. Para vencer con justicia en la tierra hay que hacerlo. Y Dios llama con su amor hacia ese compromiso, reinando con la causa de la libertad en acciones constructivas y mucha esperanza.

CONCLUSIÓN: Al recordar el día en que Martin Luther King, Jr. entregó su vida por causa de la justicia, y enmarcado por el seguimiento consecuente al Jesús de Galilea que lo llamó y abrazó para siempre en el año de 1968 en Memphis, Tennessee; es un imperativo ético no olvidarlo. ¡El tambor mayor de la justicia aun retumba! ¡Y no hay que descansar jamás, oye su ritmo sonoro para proseguir en su trayecto! ¡Es el Sueño!