(Jn. 13:21-22)
Cuán placenteros se sintieron Pedro y Juan al ser elegidos para preparar la cena pascual (Lc.22:7). Y en el otro sentido, cuán asombrados y conmocionados se sintieron los doce, al oír que en la mesa estaba el traidor.
Todas las pasiones y críticas del hombre han de haber rememorado sus actos, en el pensamiento de sus actores, los discípulos. Juan (recostado cerca de Jesús) se atrevió a preguntar: Señor ¿Quién Es? (Jn.13:25). Ante tal situación, este pudo ser un auto examen de algunos de ellos:
1.- PEDRO, IMPULSIVO Y POR MOMENTOS FALTO DE SABIDURÍA. (Lc.22:31).
Pedro ha de haber recordado que Jesús le había dicho: Simón, Satanás te ha pedido para zarandearte; y que él, arrogante respondió: Dispuesto estoy a ir contigo no sólo a la cárcel, sino a la muerte. A lo cual Jesús le profetizó: Antes que el gallo cante me negarás tres veces. ¿Tendrá que ver esto con la traición?
Pero recordó la promesa alentadora: “A ti te daré las llaves del reino del cielo”. No, entonces no soy yo, el que traicionará al Señor. Se ha de haber sentido reconfortado.
2.- LOS HIJOS DEL TRUENO, ALTIVOS, EGOÍSTAS Y VENGATIVOS. (Lc.9:54-56)
Los hermanos Jacobo y Juan, cuando en una aldea de Samaria, no recibieron a Jesús, pidieron que descendiera fuego para consumirlos; a los que el Señor les respondió: ustedes no saben de qué espíritu son… ¿Seremos de un espíritu que traiciona? Se dirían el uno al otro.
Otro día pidieron sentarse en la gloria a la derecha y a la izquierda de Jesús, y Él los confrontó: Ustedes no saben lo que piden (Mr. 10:35-45). ¡Qué humillación la que recibieron! Pero entonces recordaron que Jesús les declaró: A la verdad, del vaso que Yo bebo, beberán, y con el bautismo que Yo soy bautizado, serán bautizados. (39) eran de los tres discípulos que vieron la transfiguración de Jesús. Y dirían: ¡Podemos salir de la lista!
3.- ¿QUÉ DE TOMÁS? EL ESCÉPTICO QUE DUDABA DE MUCHAS COSAS? (Jn.14:5)
Él ha de haber retrocedido en su memoria cuando le cuestionó a Jesús: Señor, No sabemos a dónde vas ¿Cómo, pues, podemos saber el camino? A lo que Jesús le dio una respuesta contundente: Yo soy el camino, la verdad y la vida, Nadie viene al Padre si no es por mí. ¿Será que no iré al Padre por mí escepticismo?
Al dirigirse a una aldea cerca de Jerusalén, el recriminó: Vamos nosotros para que muramos también con Él. (Jn.11:16). A pesar de murmurar, Tomás estaba dispuesto a acompañar a Jesús en el peligro. Pensaría: No, no soy yo.
4.- ¿QUÉ TAL FELIPE? EL INSATISFECHO E INCRÉDULO? (Jn.14:8).
Felipe dijo: Ah, Señor, muéstranos al Padre y nos basta; a lo que Jesús le replicó: ¿Tanto tiempo que he estado con ustedes y no me conoces Felipe? ¿No crees que Yo soy en el Padre y el Padre en Mí?… de otra manera, cree por las mismas obras. ¿No me conoces Felipe? ¿Será traición esa falta de conocerle más?
Pero también Felipe reaccionó en su mente y recordó cuando su Maestro le dijo: Todo lo que pidas en mi nombre yo lo haré. ¡Oh, Qué satisfacción! ¡Yo tampoco soy! Se auto examinó.
5.- Y ¿NATANAEL? El LOCALISTA, QUE DESPRECIABA A OTROS. (Jn.1:46).
Él fue quien dijo: ¿De Nazaret puede salir algo bueno? Este puede ser otro tipo de pecado en el hombre, polarizado, que en extremo genera violencia, puede ser por mi equipo, mi escuela, mi nación, mi iglesia. Pero el de Caná de Galilea, recordó que Jesús lo evaluó como un israelita en el cual no hay engaño. Eso vale.
Y para su satisfacción personal el Señor le dijo: “De aquí en adelante, verás el cielo abierto… Y cosas mayores. ¡Qué reconocimiento y que promesa! Pensó y se dijo sin duda alguna: No, no soy yo el que lo ha de entregar.
Y así desfiló, en el interior de cada discípulo, el pecado humano, reconociendo el perdón que procede por su arrepentimiento, mediante el abogado de Dios. Pero, dos son en suma sospechosos: Judas y Simón el Zelote.
6.- JUDAS, EL ÁVARO, HIPÓCRITA, Y LADRÓN. (Jn.12:3-6)
Véase en este cuadro de la sublime adoración a Jesús, el contraste con la crítica de un hombre “con otros dioses” en su interior: “María de Bethania, tomó un perfume de nardo puro, de mucho precio, y ungió los pies de Jesús, y los enjugó con sus cabellos, y la casa se llenó del olor del perfume”. Allí estaba la mujer postrada adorando y ofreciendo todo a su Maestro y Señor. El nardo traído de la India correspondía al salario de un año.
Pero cuánta diferencia hay con uno que no adoraba a Cristo, ni le tenía como Señor. Judas dijo: “¿Por qué no se vendió este perfume por trecientos denarios, y dado a los pobres?”. Sin duda pensó, ¡Que desperdicio! Y la Escritura agrega: “Dijo esto no porque cuidara de los pobres, sino porque era ladrón, y teniendo la bolsa sustraía de lo que se echaba en ella”.
7.- YO HUBIERA SOSPECHADO MÁS DEL QUE FUE GUERRILLERO. (Jn.12:3-6)
El discípulo trinomista (de tres nombres): Jacobo el menor; Judas Tadeo-Lebeo; o Simón el Zelote. Este último nombre por haber sido del partido de los Zelotes, que celosos querían extraditar a Roma en todo sentido con extremismo, formados para guerra de guerrillas, en actos de terrorismo, amaestrando a los “siccarii”.
“Los hombres del puñal curvo” lo escondían entre su ropa, para acuchillar por la espalda a los soldados romanos, no importando su muerte o tortura posterior. El “¿Seré yo Maestro? de la cena, humanamente, recaería más en el Zelote que en el Iscariote. Al fin y al cabo (por humanismo), ‘Es peor ser asesino que ladrón’.
En otro tiempo, con gusto Simón hubiera asesinado a Mateo, recaudador de impuestos para César. Más, al mostrarles el Príncipe de Paz, las armas del amor descubren hermandad. Por tanto, se le descarta.
ENTONCES ¿A QUIÉN APUNTA TODO? Pues, “al hijo de perdición” quien no se había arrepentido de su pecado, no había hecho una conversión genuina en el Hijo de Dios. Además. ya había arreglado en dinero el complot para arrestar a Jesús. Y en esta ocasión el mismo le pregunta: ¿Seré yo? Y la respuesta santa es: Tú lo has dicho. Y Juan agrega que Jesús le reconvino: “Lo que haz de hacer, hazlo pronto”. (Jn.14:27).
Cada cristiano debe estar seguro de en quien ha confiado, aun cuando hay pasajes oscuros y obstáculos difíciles en el camino de la vida, que no haya dudas. La fe ve oportunidades en las cuales el Señor tiene las llaves, el control, y es realidad con la iglesia de Filadelfia esta promesa: “Yo conozco tus obras; he puesto delante de ti una puerta abierta, porque, aunque tienes poca fuerza, has guardado mi palabra, y no has negado mi nombre”. (Ap.3:8).
¡Si! Allí está la clave: Has guardado mi palabra, y no has negado mi nombre. De tal forma que no seré yo Maestro, un traidor; contrario a la acción del Iscariote que no guardó la palabra en su corazón, y negó su nombre al entregarlo.
El Arq. Edgar Armando Díaz, es miembro de la Iglesia Bautista Bethania, San Pedro, zona 5, Guatemala; Es el director de esta revista y ha escrito cantidad de artículos y poemas de carácter bíblico.
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