Los Cultos y la Adoración

Yo los llevaré a mi santo monte, y los recrearé en mi casa de oración; sus holocaustos y sus sacrificios serán aceptos sobre mi altar; porque mi casa será llamada casa de oración para todos los pueblos.

(Isaías 56:7)

Creemos que el deber de cada creyente es adorar a Dios y darle gloria. Por la gracia los cristianos se dedican en su vida privada, familiar y colectiva a la adoración, la alabanza y servicio de Dios como su culto racional.

Esta adoración en espíritu y en verdad representa la honesta y libre búsqueda de comunión con Dios y no depende de ningún rito ni costumbre.

La libre expresión en la adoración involucra elementos que predisponen a la congregación a dirigirse hacia Dios y rendirle culto digno tales como: la lectura de las Escrituras; el cantar himnos y canciones espirituales; el compartir testimonios; la oración en todos sus aspectos; la entrega de ofrendas y la predicación de la Palabra.

Los cultos públicos y reuniones en las iglesias son a su vez testimonios de Cristo y por tanto deben conducirse dignamente y en orden para lograr la conversión de los incrédulos y la edificación de los hermanos.

Textos Bíblicos: Salmos 150. Isaías 56:6, 7. Juan 4:21-24. Romanos 1:21. 1ª. Corintios 14; 16:1,2. Efesios 1:5,6.

Su hermano y servidor en Cristo…