Por Félix Ruiz Rivera
Podemos pensar que no tenemos apegos que se interpongan entre nosotros y el Señor, pero Él conoce nuestro corazón mejor que nosotros mismos. Un domingo, cuando estaba a punto de predicar en cuanto a ese tema, Dios me mostró algo que yo había priorizado demasiado.
Entonces me hizo ver que necesitaba reconsiderar el lugar que ocupaba eso en mi pensamiento. Así que me alegré cuando el canto del coro se alargó, porque tuve tiempo de llegar al punto de poder decir: “Señor, si eso es lo que tú deseas, quiero entregártelo a ti. Es tuyo ahora mismo”.
Es difícil ser obediente si nos aferramos a algo con demasiada fuerza. El Señor quiere que nuestro apego sea exclusivamente a Él para que podamos hacer brillar su luz en el mundo.
Usted puede tener multitud de cosas con las que Dios le ha bendecido, pero en el momento en que alguna de ellas le controla, la obra de Él en su vida se detiene. Pero cuando usted abre sus manos, permite que el poder del Espíritu Santo fluya libremente a través de usted.
Piense en lo que le cautiva, y considere con sinceridad si le esclaviza. ¿Hay algo a lo que siente que nunca podría desprenderse? Le desafío a que renuncie a esa relación o situación, entregándola al Señor ahora mismo para que Él pueda recibir su dedicación plena. Su hermano y servidor en Cristo.
Suscríbase al boletín de de noticias, recibirá actualizaciones de la revista Electrónica, noticias y eventos de la Convención de Iglesias Bautistas de Guatemala