(Is 9:6)
El pasaje de Isaías 9:1-7 nos muestra una imagen poderosa de Jesús a través de sus nombres: Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz.
Éste es el motivo principal de la venida de Cristo al mundo, y es la esencia de la Navidad: «Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz».
ADMIRABLE: Algunas versiones lo traducen como «Maravilloso». Jesús ayudó a los necesitados, consoló a los que sufrían, curó a los enfermos y se entregó a los demás sin reservas. Su compasión y empatía eran ilimitadas.
En Hechos 10:38 es significativo: «…cómo andaba Jesús haciendo el bien y sanando a todos los oprimidos». Su carácter, su bondad, capacidad de amar, sensibilidad, humildad, moderación y mansedumbre siempre adornaron su vida.
El pueblo estaba asombrado de su enseñanza, “porque les enseñaba como con autoridad, y no como los escribas» (Marcos 1:22). Jesús es una figura «sorprendente».
Por lo tanto, Jesús es admirable por su biografía, su carácter y sus enseñanzas,
CONSEJERO: Sí, Jesús tenía una personalidad sensible y empática, un buen oyente, un profundo amor por las personas y una sabiduría extraordinaria.
Las conversaciones de Jesús con diversas personas son modelos de diálogo y de encuentros fructíferos. Nicodemo, la samaritana, la pecadora y muchos más que muestran la excelencia de Jesús como consejero.
DIOS FUERTE: Nuestro Jesús de la Navidad, Él es Dios y por lo tanto, es fuerte y poderoso.
Esto lo demostró en vida: tenía el poder de curar a los enfermos, calmar las tormentas, dar vida a los muertos y gobernar sobre las fuerzas del mal. Se levantó de la tumba y la dejó vacía.
Jesús, acabó derrotando a las fuerzas más fuertes del mundo: la muerte, el pecado y el diablo y un día “toda rodilla se doblará y toda lengua confesará que Jesucristo es el Señor” (Fil. 2:10-11).
PADRE ETERNO: Jesús es también un Padre cercano y personal que ama a cada persona como algo precioso y único.
Esto tiene sentido porque Cristo es «la imagen del Dios invisible» (Col 1:15). Jesús mostró una profunda ternura, amor y cuidado paternal durante su ministerio.
Un buen ejemplo es la parábola del buen pastor, en Juan 10: 11 dice: » Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas”; punto esencial en la fe cristiana.
PRÍNCIPE DE PAZ: (Lc 2:10-11). Jesús es un príncipe, que vino a traer la paz en tres niveles: la reconciliación con Dios, la salvación: «Él salvará a su pueblo de sus pecados» (Mt 1,21), y la paz interior: Jesús promete: «Mi paz os dejo, y mi paz os doy» (Jn 14,27).
Jesús es el mejor regalo de Navidad, es un regalo de Dios mismo para nosotros y un regalo que podemos compartir con los demás. Que el maravilloso Consejero, Dios Todopoderoso, Padre Eterno y Príncipe de Paz habite en nosotros y estremezca nuestros corazones. Amen.
Inmer Ramírez Siebenhor, es pastor de la Iglesia Bautista Vida Nueva, Col. Guajitos, zona 21, Guatemala, y recién concluyó sus estudios de profesorado en Teología, en nuestro STBG.
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