(1 P. 2:9)
Cuando hablamos de la identidad, nos referimos a una serie de rasgos o características transmitidas a través de toda una trayectoria de vida histórica. En esta corta reflexión analizaremos esos rasgos distintivos que nos hacen ser bautistas.
El apóstol Pedro escribiendo su carta a los “expatriados”, les hace mención de su nueva identidad en Jesucristo agregando “vosotros Sois”, lo que a continuación menciona Pedro son cuatro distintivos de la nueva vida en Jesucristo, linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios. Estas características mencionadas en la Biblia nos dan identidad como pueblo de Dios.
Como Cristianos Evangélicos Bautistas, tenemos ciertas características apegadas a la Palabra de Dios que nos diferencian de otras denominaciones, las cuales mencionaremos a continuación.
UN SEÑOR, UNA FE, UN BAUTISMO…efesios 4:5
Un principio vital del cual se desprenden todos los demás es el reconocimiento del Señorío de Jesucristo, esto significa que “Solo Jesucristo es Rey y Juez de la iglesia y de la conciencia” declaraciones dadas en el año de 1609 por John Smyth, al fundarse la primera iglesia bautista en Ámsterdam, Países Bajos.
Históricamente podemos mencionar el cuidado de sostener que la Biblia, especialmente el Nuevo Testamento, es la única norma de fe y práctica. El rechazo del bautismo de infantes, la membresía de la iglesia pertenece a los que han experimentado un nuevo nacimiento a través de la regeneración, y la práctica del bautismo por inmersión. Sin dejar por un lado la libertad de conciencia y la separación de iglesia y estado.
LA BIBLIA ES LA ÚNICA REGLA DE FE Y PRACTICA: esto significa darle el lugar a las Escrituras como inspiración divina, y en donde Dios revela su voluntad para los seres humanos, siendo esta superior a las tradiciones, experiencias e intelecto humano y como ya mencionamos, única fuente de autoridad y práctica.
EL BAUTISMO DEL CREYENTE: reconocido como una ordenanza de Dios, que todo aquel que se convierta a Cristo en un acto de obediencia e identidad, con su nueva naturaleza testificando públicamente a través de esto su relación con el Señor.
LA MESA DEL SEÑOR: es la magna celebración de nuestra comunión con Cristo y los unos con los otros, que no ofrece ningún poder salvífico y que no tiene ningún sentido místico, sin embargo, debe tomarse con toda seriedad, haciendo una evaluación consciente antes de tomar los elementos que son un simbolismo de la carne y sangre de Nuestro Señor y Salvador Jesucristo.
LA LIBERTAD DE CONCIENCIA: que es el derecho que tiene cada ser humano de elegir por sí mismo, siendo esta una razón por lo cual muchos murieron cuando la fe era impuesta y la interpretación de la Biblia correspondía únicamente al papa y sus líderes.
EL GOBIERNO CONGREGACIONAL: que resalta el punto donde la iglesia local tiene la autoridad y poder de decisión sin la intervención de otra iglesia, grupo de iglesias o de particulares. Los miembros tienen el derecho de participación y toma de decisiones en todos los asuntos eclesiásticos dirigidos por Jesucristo como el Señor, la orientación de las Escrituras y la guía del Espíritu Santo.
EL SACERDOCIO DE CADA CREYENTE: Todo aquel que ha nacido de nuevo puede presentarse delante de Dios por medio de Jesucristo quien perdona los pecados. Nadie puede impedir que el creyente se acerque a Dios con libertad, es el Espíritu Santo quien guía al hombre a tener esa íntima relación con su creador por medio de su palabra.
SEPARACIÓN DE LA IGLESIA Y EL ESTADO: Interferir en asuntos espirituales de la iglesia no corresponde al Estado, y la iglesia debe acatar las leyes del gobierno, hasta donde estas no entren en contradicción con la fe y el compromiso de compartir el evangelio.
LA GRAN COMISIÓN: Esto es fundamental para toda congregación bautista y debe ocupar una alta prioridad en la razón de ser de la iglesia. Es un derecho y una responsabilidad de cada miembro puesto que cada cristiano está llamado a ganar y discipular a otra persona para Cristo.
Hermanos Bautistas recordemos las bellas estrofas del himno:
¡Firmes y adelante!
Tronos y coronas pueden perecer,
de Jesús la Iglesia siempre habrá de ser,
nada en contra suya prevalecerá,
porque la promesa nunca faltara.
Firmes y adelante, hueste de la fe,
Sin temor alguno que Jesús nos ve.
Eliseo Carrillo, es miembro de la Iglesia Bautista La Hermosa, Col. Vista Hermosa, San Pedro Sacatepéquez, estudiante de nuestro Seminario Teológico Bautista de Guatemala y asiduo colaborador de esta revista.
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