Ética Cristiana en la Comunicación del Testigo

“Confía en el Señor de todo corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y Él enderezará tus sendas. No seas sabio en tu propia opinión; teme a Dios y apártate del mal”

(Prov. 3:5-6 RVA)

La palabra ‘ética’ proviene del griego ‘ethos’ que primitivamente significaba ‘estabilidad’ por tener una estancia o lugar para habitar, después, con los filósofos griegos, surgió como ‘predisposición para hacer el bien’ de acuerdo a las normas de una sociedad. Para el cristianismo ética comprende los valores regulados por Dios en su palabra, como indica el texto de arriba.

1.- AUTO EXAMEN. Como cristiano, debo hacerme algunas preguntas como estas: ¿Agrado a Dios, o estoy haciendo una ética de mi propio interés?, ¿Me conformo con sólo ser un asistente a los cultos de mi iglesia? o ¿Dónde laboro me comporto como la escritura me indica?

Si me evalúo con un cinco, entre uno y diez ¿Cuál es mi actitud? Debe ser de orar al Señor para que me cambie, debe ser de leer su palabra para que me corrija, y Él nos promete: “Conocerán la verdad, y la verdad los hará libres”. (Jn. 8:32).

Pero si me considero tener un diez, y no acepto que necesito cambios; es oportuno consultar con hermanos de madurez espiritual, para saber que mal han visto en mí; y pedirle a Dios que me cambie en esos aspectos. Y nuevamente la libertad en Él nos cambia: “Si el Hijo los libertare, serán verdaderamente libres”. (Jn. 8:36).

2.- LIBERTINAJE Y ESCRITURA. Por otro lado, no se debe utilizar esta libertad como pretexto para caer en libertinaje, que se aleja de la ética y moral cristiana. San Pablo nos exhorta así: “Todo me es lícito, pero no todo conviene; todo me es lícito, pero no permitiré que nada me domine”. (1ª. Co. 6:12)

Reconocemos a la Biblia como nuestro código de conducta, la que nos indica la senda a seguir. Por ello, Pablo recomienda a uno de sus jóvenes discípulos de esta manera: “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra”. (2ª. Ti. 3:16-17). Interesante que la Biblia nos enseña, nos corrige, nos instuye, pero también nos redarguye. Atendámosla siempre.

CONCLUSIÓN. Hago mías la palabra de una alabanza que declara:
Soy un milagro y estoy aquí,
úsame, yo quiero servirte,
úsame, soy tu imagen,
úsame, yo quiero servirte.

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