(Fil. 2:13)
1. UN DIRECTOR VISIONARIO.
Para que una visión se convierta en realidad, alguien debe arriesgarse y tomar la iniciativa. Se requiere un director que tenga una clara visión de lo que se pretende alcanzar. (Lo que soñamos y ambicionamos para el reino de Dios).
Muchas visiones nacen de lo que Dios pone en el deseo del corazón de una persona. Porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad. (Fil. 2:13)
2. UNA VISIÓN MADURA.
Las visiones inmaduras son débiles, y muy pocas veces son adoptadas por un equipo. Para que sobreviva, debe estar madura. John Maxwell en su libro “17 Leyes incuestionables del trabajo en equipo” lo titula la Ley del cuadro completo.
Todo director tiene que tener una claridad del cuadro completo para comunicarlo a las demás personas del equipo, de tal forma que sean inspirados a luchar y trabajar por la visión. No lance la visión si aún usted mismo no está convencido de ella.
La fe es un elemento indispensable cuando deseamos alcanzar una visión. Abrazar la visión y aceptarla como nuestra es ya en sí un acto de fe. Cuando actuamos en fe, demostramos que confiamos en Dios, y que hará lo que ha prometido para el avance de su obra.
3. UN DIRECTOR QUE RECLUTE Y ENTRENE AL EQUIPO.
En nuestros banquillos hay personas que desearían ser tomadas en cuenta para entrenarlas, para colaborar, para ser un miembro contribuyente pero no encuentran la oportunidad, la ocasión o el proyecto adecuado para hacerlo.
Necesitamos directores capases de determinar las cualidades, habilidades dones y talentos de los miembros del equipo. (Los miembros de la Iglesia). Gente que solo espera una pisca de confianza y fe en sus habilidades para ser miembros eficientes, entregados y dedicados al equipo.
Reclutar y entrenar son elementos esenciales para el desarrollo de una visión en conjunto.
La gente solo se interesa en aquello en lo que está involucrada genuinamente. Jhon Maxwell lo llama: La ley de la especialización: “Cada integrante del equipo tiene un lugar donde dar lo mejor de sí”.
4. UN PROYECTO DESAFIANTE, INSPIRADOR Y DIGNO DE CONQUISTAR. (LA VISIÓN)
Teniendo yo 16 años, emprendimos con cuatro adolescentes más, un gran proyecto, obramos con tanta fe que no nos dimos cuenta del tamaño del proyecto. Consistía en una reactivación total del ministerio Juvenil abandonado desde hacía cuatro años; y, en noviembre culminar con un gran campamento con jóvenes de la Iglesia Bautista Familia de Dios, zona 21.
En el equipo había adolescentes más jóvenes de 13, 14 y 15 años. Pero con una entrega y un entusiasmo gigante por hacer de esta visión una realidad. Nuestra Iglesia no tenía pastor, solamente un cuerpo de diáconos. Cuando los reunimos para explicarles, les mostramos el calendario anual de actividades y el cronograma completo de reactivación; el cual incluía las predicas que se comunicarían temáticamente por mes, Los materiales de enseñanza y predicación a utilizar. Las fechas límite para la organización del campamento y recolección de fondos según el presupuesto global.
Ante tan magnífica exposición del cuadro completo recibimos la autorización del cuerpo de diáconos para iniciar a trabajar. Tuvimos tanto éxito que de 17 Jóvenes que éramos al iniciar el año, el total de asistencia al campamento fue de 45. Como olvidar el cierre de nuestra visión. Si alcanzamos el objetivo, siendo fieles al cronograma y con mucho esfuerzo y dedicación. Todo esto fue posible gracias a tener una visión clara y una planificación completa.
Hoy años después, recuerdo la experiencia como una de las más inspiradoras de mi vida, Si lo logramos una vez, podemos lograrlo muchas veces más para la Gloria de Dios. Pero necesitamos una visión.
Daniel Ramírez es miembro de la Iglesia Bautista Familia de Dios, zona 21, Guatemala, sigue estudios de bachillerato en teología en el Seminario Bautista de Guatemala. Es hijo del recordado líder Rosalío Ramírez.
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