El Reino de Dios se ha Acercado

Estas son las características universales que sobresalen en toda la Escritura. El Señor Jesús llama nuestra atención de manera muy importante: «El tiempo se ha cumplido», todo lo que fue profetizado, toda la promesa que recibió Moisés acerca de la restauración de todas las cosas, toda la esperanza de los salmistas, se cumplen en Jesús.

Ahora todos los que conocían el camino de Dios debían tener la característica de esperar la promesa de Dios. Y esta promesa ahora se cumplía: «El Reino de Dios se ha acercado», esta es la promesa elemental que dio Dios a sus siervos en la antigüedad. Su reino es lo que necesita este mundo para ser un reino de paz y consuelo. Para terminar con el dolor y la miseria humana.

El Señor Jesús no traía una nueva doctrina, traía el Reino de Dios hacia nosotros. Para ser parte del Reino y poder escapar de la maldad de esta vida el hombre debe hacer dos cosas.

1.- «Arrepentíos» , es el primer paso que todo ser humano debe dar para entrar y pertenecer al Reino de Dios.

Todo hombre es pecador, toda persona vive alejada de Dios. Toda persona ofende a Dios con sus acciones y pensamientos, por esta razón sólo peca y ama la maldad. Por lo tanto, toda persona debe arrepentirse de su vida pasada, debe despreciar lo que fue antes cuando estaba sin Dios.

2.- «Creed en el evangelio». El evangelio es la Buena Nueva que debe ser creída por toda persona que se arrepiente, y quiere tener un encuentro con Dios; la buena noticia del evangelio es que Dios dará Vida Eterna al hombre al recibir a Jesucristo.

Pues Jesús es la Vida Eterna. El no trae la vida Eterna, no da la vida eterna; EL ES LA VIDA ETERNA. El que tiene al Hijo de Dios tiene ya la Vida Eterna y todos sus pecados han sido perdonados. No debe expiar sus pecado, ni purgar sus pecados: estos han sido pagados en la cruz de Jesús. Y Dios ya no demanda al hombre por su maldad.

Dios lo que demanda de todo ser humano es arrepentimiento y fé en el evangelio. Todo aquel que tiene esto ya tiene la Vida Eterna, todo aquel que lo rechaza ya está condenado porque no puede entrar al Reino de Dios.