Por Rodolfo Cruz Aceituno (Nueva Era, 1939)
La nueva era para la humanidad, quedó inaugurada con un culto cantado y predicado por los ángeles al nacer el niño Jesús. Ellos fueron los encargados de traer las buenas nuevas al mundo, al ser enviados por Dios.
Pensemos en la actitud de los pastores, mientras cuidaban sus rebaños en aquella noche memorable. Quizá ellos hablaban y comentaban sobre el peligro de los lobos asechando, o algún otro peligro, cuando de repente aparece un resplandor del cielo; aquel resplandor lo traía un ángel encargado de dar el mensaje divino.
Esa noche, los alrededores donde se encontraban los pastores se trocaron de tinieblas en luz. No como la luz del sol que nos calienta; era una luz que bajaba desde “El Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación”.
La luz formó un círculo alrededor de los pastores, convirtiéndose a manera del salón de un templo. El mensaje que dio el ángel se encuentra en Lucas 2:9-12. Nuevas de gran gozo dio el ángel con buena voluntad para con los hombres, al nacer Jesús como Salvador.
Al terminar el mensaje, aparecen millares de ángeles, encargados de cantar el primer himno de Navidad: “¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra buena voluntad para con los hombres!”. Así se da paso a los cultos-celebrantes del nacimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.
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