(Mt. 1:3)
INTRODUCCIÒN
Cuan feliz es una madre ante el nacimiento de su hijo, hace preparativos, arreglos de lugar donde estará, utensilios respectivos que usará, es motivo de profunda emoción. Porque llega un nuevo miembro a la familia que produce alegría.
Cuanto más el recordar, que cuando Cristo vino al mundo, a traer paz, alegría, pero por sobre todo, era el camino para llegar a Dios rompiendo los efectos del pecado, la incógnita como realiza dicha acción veámoslo a la luz de la palabra de Dios.
I. DIOS SE ACERCA AL HOMBRE NACIENDO COMO TODO HOMBRE. Mateo 1: 23
El pasaje nos sitúa cuando José y María atravesaban un conflicto debido a que María estaba por dar a luz, pero en el tiempo no apropiado, las circunstancias indicaban que todo estaba fuera de lugar, era motivo de preocupación profunda para José; María sería objeto de desprecio, critica y según la ley judía un profundo castigo.
El pensamiento de José era dejarla, para no ser objeto de tan terrible final que le esperaba, él la amaba, se avizoraba un final vergonzoso, no eran esposos solo estaban comprometidos. Profundamente preocupado y temeroso ante la situación difícil, Dios interviene, el controlador de la vida, diciéndole no temas José, yo estoy en control de todo, no temas, deja de preocuparte todo está encaminado para bien.
La palabra de Dios sigue su programa, le hace memoria lo que el profeta años atrás indicó: “he aquí la virgen concebirá y dará a luz un hijo, se llamará Emanuel,” el mensaje para ti, aquel niño anunciado es el que María dará a luz; por lo tanto su nacimiento es singular y especial, recordándole que se llamará Emanuel, que traducido es Dios con nosotros, es decir que el niño que está por nacer, es la manifestación perfecta de Dios, el Dios grande, inalcanzable, trascendente, se pone al alcance de la humanidad para que el hombre vuelva a tener comunión con Dios, su nombre lo ha indicado, es Dios con nosotros.
El apóstol Pablo indicó: “Pero la justicia que es por la fe dice así: No digas en tu corazón: ¿Quién subirá al cielo? (esto es, para traer abajo a Cristo); o, ¿Quién descenderá al abismo? (esto es, para hacer subir a Cristo de entre los muertos). Mas ¿Qué dice? Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe que predicamos: que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Romanos 10: 6-9.
II. SE ACERCA AL HOMBRE COMO SALVADOR DEL PECADO 1: 21
El maravilloso mensaje dado a José es reafirmado en el verso 21 indicando: “Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.”
El problema grande del ser humano es el pecado, que ha traído consecuencias desastrosas, aflicción y por sobre todo el rompimiento de la comunión con Dios; Dios enviaba a Cristo; con la característica que era Dios mismo, el que se acercaba al hombre, por ello le da el nombre de Jesús porque es el Salvador del pecado humano, ya que en su sangre hay perdón de pecados y vida eterna, mensaje ratificado por el Apóstol Pablo en Filipenses “Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.” (Fil. 1: 9-11).
Acertadamente podemos confesar ahora con nuestra boca; lo que el Dr. Lucas indica en su libro: “Y repentinamente apareció con el ángel una multitud de las huestes celestiales, que alababan a Dios, y decían: ¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!” (Lc. 2: 13 – 14).
Gracias Señor por tan grande Bendición.
A todos feliz Navidad y un próspero año nuevo 2023.
Julio Abel Sotz, es pastor de la Misión Bautista Eben Ezer de Cruz Blanca, San Juan Sacatepéquez, Guatemala; y profesor de Música en el nivel secundario.
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