Creer o Endurecer el Corazón

Finalmente se apareció a los once mismos, estando ellos sentados a la mesa, y les reprochó su incredulidad y dureza de corazón, porque no habían creído a los que le habían visto resucitado

(Mr. 16:14)

Seamos como los humildes discípulos de Cristo que se dejaron usar por la tierna inspiración del poderoso Espíritu de Cristo que los gobernaba. No seamos incrédulos sino creyentes que la fe que encontramos en las Escrituras, es tiernamente pura, y exactamente sublime en su belleza.

Esta es la Palabra entregada por Dios para los que guardan su fidelidad, y esperan en su completa perfección.

No confiemos en la palabra de los humanos, porque siempre el humano habla falsamente, y siembra duda al corazón.

  • ¿Por qué toda la Escrituras es la Palabra de Dios?
  • ¿Por qué debemos confiar que es perfecta tal y como es?
  • Porque habla al ser humano tal y como Dios le hablaría.
  • Porque habla al corazón de todo hombre en toda nación y en toda época.
  • Porque sólo la verdadera Palabra de Dios puede transformar, y sigue transformando vidas.
  • ¿Por qué “eruditos» trastornan la Palabra de Dios?
  • Porque no es para ellos, porque no la pueden igualar.
  • Porque no pueden creer en un Dios perfecto que se hizo hombre.
  • Porque no conocen la salvación y la esperanza.
  • Porque no pueden entender la Palabra de Vida.

 

El Señor nos demanda confianza no incredulidad. Él nos da certeza, y cualquiera que nos imponga duda no ha sido enviado por Dios; o jamás podrá ser usado por Dios.
Pero que difícil es creer para todo aquel que “endurece su corazón”, que difícil le es confiar en la esperanza. Imposible le es seguir el amor. El corazón se endurece porque no puede creer, y no puede creer por su dureza e incapacidad. Estos están incapacitados; para creer, para esperar, y para conocer a Dios.

Mas, para los que amamos al Señor; Él nos enseña a creer, nos muestra nuestra incredulidad, y nos da la confianza de sus portentos. Es por eso que confiamos en la perfección de su Palabra, tal como fue escrita, traducida y confiada de generación a generación antes que la nuestra.

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