(Mt. 2:10-11)
¿Es correcto celebrar la Navidad? ¿Existen argumentos bíblicos a favor o en contra de la celebración? ¿Por qué algunos cristianos la celebran con gran devoción y otros se oponen a la misma? A unos días de esta importante fecha es bueno considerar las razones para celebrar la Navidad.
EL ORIGEN DE LA FECHA
La adopción de la fecha del 25 de diciembre como la celebración del Nacimiento de Cristo tiene un origen poco claro. Lo más seguro que se puede decir es que para la época de Constantino (siglo IV: 306-337 AD) ya se ha había adoptado en la iglesia occidental. Algunas fuentes afirman que fue el Papa Julio I, quien en 350 AD pidió que se adoptara esta fecha, que coincidía con las celebraciones romanas al dios Saturno o dios Sol, como una estrategia para que los romanos pudieran asimilar el cristianismo.
Pero es posible que esta fecha ya se hubiera adoptado mucho antes por los cristianos. Sin embargo, el otro gran sector del cristianismo, la iglesia de oriente, adoptó el 6 de enero como la fecha del natalicio de nuestro Señor. La única referencia bíblica es que ocurrió en una época donde los pastores cuidaban sus rebaños al aire libre (Lc. 2:8-15), que apuntaría a los meses entre marzo y noviembre.
¿POR QUÉ ALGUNOS DECIDEN NO CELEBRAR LA NAVIDAD?
Los cristianos que deciden no celebrar tienen por lo menos 3 argumentos principales. Primero, dicen que no tenemos ningún mandato bíblico a celebrar la navidad. Uno podría responder que hay muchas cosas que carecen de mandato bíblico y aún así las hacemos como iglesia, por ejemplo: celebran Santa Cena el 1er domingo del mes, tampoco celebrar cumpleaños, aniversarios, ¡ni siquiera cultos de oración! Aun así lo hacemos.
Un segundo argumento es que no conocemos la fecha exacta y es dudoso que sea el 25 de diciembre. Ciertamente, es dudoso que esta sea la fecha correcta. En verdad no se conoce la fecha. Pero no es necesario saber la fecha exacta de un evento trascendental para celebrarlo si este tiene los méritos y dignidad. Bastaría con saber que esta tuvo lugar.
Finalmente, se argumenta que la celebración tiene un trasfondo pagano. Hay evidencia de que la adopción de las fechas de la celebración, tanto por la iglesia de Oriente (6 de enero) como la de occidente (25 de diciembre), tuvieron motivos proselitistas, usando fechas con celebraciones paganas para darles un giro hacia la celebración cristiana.
Pero difícilmente la iglesia tuvo la intención de mezclar creencias paganas con la fe cristiana. Más bien trataban de redimir esas fechas, dándoles un nuevo significado cristiano.
¿HAY RAZONES VÁLIDAS PARA CELEBRAR LA NAVIDAD?
El que escribe diría, ¡absolutamente! Un rotundo ¡sí! Consideremos los siguientes datos. En primer lugar, los profetas se alegraron y exhortaron a alegrarse por la llegada del Mesías (Isa. 9:1-7; Zac. 9:9). Jesús mismo dijo que incluso Abraham se gozó por su venida (Jn. 8:56).
En segundo lugar, gente sabia viajó desde tierras lejanas solo para verlo y adorarlo (Mt. 2:10-11). La importancia de este nacimiento fue reconocida incluso por el mundo pagano mediante una revelación especial.
En tercer lugar, la gente devota de su día se alegró grandemente por su venida: Simeón (Lcs. 2:28-32), la profetiza Ana (Lcs. 2:38). Si esto fueras poco, las criaturas celestiales y los humildes pastores dieron exuberante gloria y alabanzas a Dios por este nacimiento (Lcs. 2:8-20).
Finalmente, los creyentes podríamos decir: ¡cómo no celebrar el evento que hizo posible la más grande obra de amor divino y bendición, nuestra salvación. El nacimiento de nuestro gran Señor y Salvador, bíblicamente siempre es presentado en un contexto de regocijo, alegría y alabanza a Dios. Desde los patriarcas hasta los apóstoles, su nacimiento es motivo de alegría y celebración.
¡Y no es para menos!, pues la más simple y sencilla lógica de un corazón redimido que ha experimentado la gracia y el perdón del Salvador, encontrará grandes y genuinos deseos para celebrar y alabar a Dios por el nacimiento de nuestro gran Dios y Salvador.
Carlos Calderón es pastor de la Iglesia Alianza Cristiana y Misionera Comunidad de Adoración, en San Salvador. Realizó sus estudios teológicos en SETECA, Guatemala.
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