Por Ted Lindwall Lundberg
Pretende que sólo los miembros de sus iglesias son cristianos legítimos, al privarse de cosas que los demás hacen. Pero, ¿Qué ocurre al no celebrar la Navidad?
1.- Que los niños no se maravillen de la venida de Cristo. Quítense los villancicos sobre su nacimiento, las obras de teatro, las reuniones familiares y de la iglesia donde Cristo unifica a todos en amor. Muéstreles que el verdadero cristianismo no es recibir regalos en nombre de Dios, sino abstenerse del gozo y compañerismo.
2.- Que las iglesias guarden silencio, y que sea el mundo quien anuncie el nacimiento de Cristo, a su modo.
3.- Que nos abstengamos de enfatizar el verdadero mensaje de la Navidad, mientras los comerciantes y vendedores de cohetes y licores cambien una celebración cristiana a una celebración netamente pagana.
4.- Que nuestros hermanos que han sido rescatados del poder del alcohol, enfrenten mayores tentaciones, porque la única alegría de la época es la “alegría” de los que toman.
5.- Que las iglesias y pastores que niegan esta celebración, se llenen de orgullo, porque se distinguen por su “piedad” con la cual ellos se privan de este gozo, y por lo cual pueden criticar a los que la celebran.
6.- Que la gente piense que su negación a no celebrar la Navidad, como lo hacen otros cristianos, les da méritos ante Dios; que, por su auto-sacrificio, ellos cumplen una parte del sacrificio necesario para su salvación.
7.- Que enseñan a sus miembros a practicar la hipocresía, quienes en público niegan la celebración al rehusarse a celebrar la Navidad, pero en lo privado, compartan regalos y coman tamales, como “los que andan en error”.
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