
En enero y febrero, recordamos a las primeras ocho iglesias que en 1946 se organizaron como bautistas en nuestra convención guatemalteca. La historia ha sido relatada de diversas maneras y con diferentes escritores. Pero hay algunas anécdotas que hacen más vivida y enriquecen la historia, estas son algunas de ellas.
A COMER TIERRA A GUATEMALA
1935, el atardecer josefino era especial, soleado, bajo la sombra de un árbol, los estudiantes guatemaltecos habían terminado tres años de clases de teología, y tras almorzar daban lugar al solaz y las bromas.
Se les acercó una profesora estadounidense para hacerles una jugosa invitación: “Muchachos, si ustedes lo desean pueden dedicar su vida a abrir obras hispanas bautistas en Nueva York, para principiar tendrán hospedaje, un salario en dólares, e inicia la oferta con su pasaje en avión desde Costa Rica hasta Nueva York, ¿Qué me dicen?”
Uno de los muchachos, el zacapaneco, alto, rubio, de ojos verdes, con cierta arrogancia respondió: “Yo si voy a Nueva York, yo no regreso a Guatemala a comer tierra”.
Silencio reflexivo … verse las caras … a nombre de los demás jóvenes, el mayor de ellos, llamado Carlos Quilo habló: “Yo y mis otros compañeros, decidimos si regresar a Guatemala, si fuere necesario a comer tierra. Los hermanos allá, se esforzaron para que viniéramos a prepararnos al Instituto Bíblico, nos debemos a ellos, y sobre todo a los que no conocen del Señor y a quienes hemos de discipular allá”.
Ellos, 7 de 8 jóvenes, fueron los pioneros preparados para evangelizar y capacitar a los creyentes, que llegaron a ser los primeros bautistas, los héroes del movimiento que, si se van con otro rumbo, hubieran quedado en el anonimato nacional.
¡ESPEREN, YO NO ME QUEDO!
Aquella hermanita era única.
El pastor Luis E. quilo había capacitado a su iglesia, para recibir el bautismo bíblico y otras doctrinas. Sólo Tanchito dijo: “Yo no lo haré, ya fui bautizada, aun cuando se diga que es por aspersión….”. En su casa, dedicada al bordado oyó al grupo de unos cincuenta hermanos que pasaba por la calle cantado:
“Saludemos con himnos triunfales
esta hermosa jornada de fe,
y valientes por Ti lucharemos,
como aquellos bautistas de ayer”.
“Bueno, son ellos, no yo” pensó. Allí desfilaban pastores de Estados Unidos, Costa Rica y Panamá, como asesores de los jóvenes pastores guatemaltecos, y con ellos la congregación de la zona 5, rumbo a los baños (piscinas) “Del Administrador” para realizar los bautismos. Era el 22 enero de 1946.
¿¡Up!? …. Entonces surge quien redarguye para crear una reacción: “¡Esperen, yo no me quedo! ¡Debo ser sumergida con ustedes!” El grupo detuvo su camino, para darle satisfecho la bienvenida. ¡Oh, qué gozo! La Hna. Tanchito, fue bautizada con los demás hermanos. El cuerpo de Cristo estaba completo en ese momento y lugar. Ella es quien llegó a ser misionera bautista por las tierras del nororiente de Guatemala.
¿¡MAESTRO, NO VES QUE PERECEMOS!?
Aquellas reuniones eran nada menos que la primera asamblea anual bautista, realizada en la Iglesia El Buen Pastor (hoy PIB) en San Pedro la Laguna, Sololá; a la cual habían llegado mensajeros de 10 iglesias organizadas ese mismo año (hasta agosto de 1946) en el país. Para aquellos hermanos.
¡Qué privilegio!
¡Qué responsabilidad!
¡qué reto!
¡Qué evento para contarle a las generaciones futuras!
El viaje de regreso, (6:00 a. m.) también contempla suspenso: el lanchón con el centenar de hermanos, se ha desplazado mas allá de medio lago, cuando el motor se para por falta de combustible. La corriente lacustre va tomando más fuerza, las olas arrecian y amenazan con el volteo de la nave. ¡Oh, Dios mío! ¿¡Maestro, no ves que perecemos!? Y los minutos pasan muy lentos.
La zozobra continúa. Hay pánico y oraciones que recuerdan la tempestad lacustre en Galilea. Después de dos horas y media, el oleaje a aventado la embarcación, hacia los peñascos de San Marcos la Laguna, más el Señor está en control. Ha llegado otra lancha con la gasolina necesaria para hacer andar el motor, con lo cual pasa el mayor peligro.
El cuestionamiento es: ¿Qué hubiera pasado si se hunde la barca? ¿Qué hubiera sido del naciente movimiento en todo el país, sin sus cien líderes y pastores? ¿Qué fuera hoy? El Señor Responde: a las 9:30 a. m. en la playa y muelle de Panajachel, el día brota con potencia solar.
LA VISIÓN, EL EMPRENDEDOR, LA CASA, LA LIBRERÍA.
Desde el acuerdo en la asamblea de 1947 que exploraba que se contara con labor de colportaje y una librería bautista, muy importante para las iglesias y para el país, el pastor Adalberto Santizo, como presidente de la Convención Bautista, realizó varias hazañas titánicas.
Sudor, lágrimas, regocijo.
Primero, escribió al director de la Oficina Bíblica en Panamá, para solicitar su ayuda en el colportaje bíblico en Guatemala, la respuesta fue afirmativa: debía distribuirse 30 biblias mensuales, a un $1,00 cada una, y una persona dispuesta a recorrer los pueblos para su venta. Pero, ¿quién dispuesto a ser colportor? Dios tenía un miembro de su iglesia, en el barrio El Gallito, zona 3 que dijo: Heme aquí, yo iré.
El Sí a la literatura para el país.
Si, Santiago Arias las vendía totalmente cada mes a la vez que evangelizaba a las personas. El producto de la venta era para él. Ante tal éxito, el pastor Santizo escribió a la Casa Bautista de Publicaciones, de El Paso, Texas, solicitando libros en consignación, “para que nuestra literatura sea conocida por todo cristiano”. Se obtuvo una respuesta favorable y en cuanto se vendían los libros, se remitía el dinero.
La casa…, la estrechez…, ¡La librería!
Al no haber local para la venta de libros y biblias, el pastor Santizo aperó la sala de su casa en la zona 3, con anaqueles y otros muebles para la exhibición librera. De esta manera modesta, se fundó la Librería Bautista de Guatemala en agosto de 1948. La visión y la misión fueron manifiestas. Después llegó la provisión de la Foreing Mission Board, para más personal y un edificio dedicado a este ministerio.
El Arq. Edgar Armando Díaz, es miembro de la Iglesia Bautista Bethania, Barrio San Pedro, zona 5, Guatemala; Es el director de esta revista y ha escrito cantidad de artículos y poemas de carácter bíblico y secular.
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