Por Pablo David Estrada Chacón
ROCA: la Fortaleza de nuestro Dios es incuestionable, pero esta viene de su inmutabilidad. Nuestro Dios no puede ser transformado, sometido o engañado. Su certeza es absoluta, y no puede ser sorprendido. Sabe lo que busca en el ser humano, lo que demanda de él: esto no puede ser transformado. De tal manera que el hombre debe ser guiado por Dios, y nunca el hombre pretender someter o forzar a Dios.
Esto puede ser lo que ha molestado a los demonios, y a los que abandonan a Dios: ya no quieren cumplir la voluntad inmutable de Dios, sino pueden ser su propio dios o seguir a dioses caprichosos, sujetos a vanidades, sometidos a pasiones.
Esto no quiere decir que Dios no tenga sentimientos, o que no actúe por sus sentimientos: sino que sus sentimientos son absolutamente limpios y perfectos, como todas sus características. Tiene pasiones, pero son santas: se apasiona de la justicia, de la felicidad, de la maravilla de la vida. Su pasión está en la perfección de sus maravillas, sean diminutas o portentosas.
Nuestro Dios es el más excelso artista, que obra por el gozo que viene por su pureza, limpieza y luz perfecta. Nos cuesta ver esto debido a que en nuestro estado natural aún no hemos escapado de la miseria de la oscuridad que somete a toda la creación.
Por estas razones, vemos el sometimiento como algo molesto. Pero es en las intenciones perfectas de Dios que encontramos la dicha de estar a sus pies: ya que da dicha a los que le buscan y se llenan de Él.
Esto porque nunca cambia, y su gozo trae justicia, y su justicia es para gozo. Su Consuelo es perfecto porque se basa en su Esperanza, y por supuesto su santa Esperanza es el único Consuelo para todos, que debemos soportar la miseria de esta vida. En esta perfección Él no puede dejar de ser el perfecto. CASTILLO, a pesar de la maldad, a pesar del odio. El Señor no puede cambiar, pues esto implicaría falta de seguridad, o de perfección.
Cuando el hombre se aparta de Dios es cuando queda en la ruina. No así cuando nos refugiamos en Dios, nunca estaremos desvalidos porque Él es una FORTALEZA inexpugnable: nada lo limita, nada lo domina, nada lo debilita. Aún en su muerte, Cristo fue inquebrantable.
Por estas características, es el único LIBERTADOR, ESCUDO Y SALVACIÓN: pues todos nacimos en cadenas, despertamos a una realidad absurda y miserable. Y solo El, quien está alejado de esta realidad, sin atadura con la ruina, y sin variación de fortaleza, puede librarnos de esta vida.
Solo El que es perfectamente justo para siempre, podía hacernos totalmente justos: porque no hay nada imposible para Dios. Algunos no entienden esto, y nunca lo entenderán porque fue hecho afuera de esta realidad para someter y acabar con esta realidad.
¿Qué demanda Dios del hombre?
CONFIAR es nuestra labor, entregar toda nuestra confianza y fidelidad. Buscar su rostro y ser para Él. Nada más, y nada menos. Caminar con nuestro Dios es cuestión de confianza: como aquel humilde apóstol que caminando sobre las aguas solamente debía ver al Cristo, al momento en que quito su vista, el mundo empezó a someterlo a la su pobre realidad.
¡El camino de nuestro Dios es inmenso y supremo!
¡Nos ha creado para demostrar su perfecta Felicidad!
¡Nos ha librado para demostrar su ilimitado Poder!
¡Nos vestirá de gloria para llenarlo todo con la Luz de su Ser!
¡El es Mi ALTO REFUGIO, a donde me llevará para que esté por siempre delante de Él!
Nuestro Dios está haciendo una obra inconmensurable de nosotros, y solo quiere que CONFIEMOS EN EL.
¡Aleluya, Alabado sea el Señor por todos!
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