Muerte, Sepultura y Resurrección de Jesús

Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme las Escrituras; y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras

(1 Co. 15:3-4)

La Palabra de Dios nos enseña a través de su siervo el apóstol Pablo, lo relevante que es para el evangelio establecer las bases sobre las cuales la fe cristiana se encuentra cimentada, además de dejar en claro la necesidad de proclamar la muerte, sepultura y la resurrección de Jesús.

Derivado de esto es que nos tomaremos un momento para reflexionar sobre tan importante tema.

Lo primero en que debemos de meditar es que la muerte, sepultura y resurrección de Jesús es el cumplimiento de las Escrituras. Pablo nos enseña: “Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme las Escrituras; y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras;” (1 Corintios 15:3-4).

Para el apóstol Pablo sin duda alguna era importante resaltar el cumplimiento de las Escrituras en cada uno de los acontecimientos durante el ministerio de Jesús, ya que esto implicaría el hecho de que el mensaje del evangelio tenga ese poder transformador y de impacto en todas las épocas de la historia en que este ha de ser proclamado.

Esto nos lleva a pensar entonces a saber que, Cristo murió, que fue sepultado y que resucito al tercer día de acuerdo a las Escrituras, tenemos como creyentes la firme seguridad de que algún día seamos resucitados en Cristo Jesús. “Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad.” (1 Co. 15:53)

La muerte de Jesús proclama el amor de Dios hacia toda la humanidad, su sepultura marca el inicio de una nueva naturaleza y la resurrección nos permite contemplar la victoria sobre aquel que tenía el imperio de la muerte, esto es, el diablo. (Hebreos 2: 14).

Este es el evangelio que debemos de enseñar, practicar y proclamar, estas buenas nuevas de salvación que muestran al hombre su condición pecadora delante de un Dios santo, que enseña el inmenso amor de Dios al enviar a su hijo a morir en una cruz y que le da garantía de una vida eterna con Cristo Jesús.

Entonces como cristianos nos enfrentamos a diferentes situaciones en nuestro diario andar, sin embargo, somos llamados a mantenernos firmes en nuestra nueva vida en Jesús, somos exhortados a ser constantes en la proclamación de las buenas nuevas de salvación y buscar un crecimiento espiritual para poder realizar el trabajo en la obra del Señor. (1 Corintios 15: 58)

El gozo del creyente hoy en día reposa en la realidad convincente de que Jesús resucitó. En que nuestra esperanza de victoria tiene como base la resurrección de Jesús, en la dicha de saber de qué algún día le veremos cara a cara, y que todas aquellas situaciones difíciles que podremos afrontar hoy en día no se comparan en nada en la dicha que gozaremos en la eternidad.

¡Cristo Vive!