(Pr. 1:22-23)
Sabemos de la importancia del estudio de la teología y de la preparación de los líderes de las iglesias locales, ya que hoy estamos observando a los que viven un cristianismo liviano. Parece que el temor de Dios ya no está en muchos cristianos, empezando por su propio pasado gris y luego, en muchas iglesias, hay miembros neófitos, donde la gran necesidad de conocer principios bíblicos debería ser básica, como dijo el sabio rey Salomón en Proverbios 1:7 “El principio de la sabiduría es el temor del Señor; los tontos desprecian la sabiduría y la enseñanza”.
En otra definición más entendible, el temor de Dios es odiar el pecado, así podemos verlo en los sabios dichos de interpretación del rey Salomón: “El temor de Jehová es aborrecer el mal; la soberbia y la arrogancia, el mal camino y la boca de los impíos, aborrezco”. (Pr. 8:13).
Podemos tener muchos proyectos de alimentación, dando comida, zapatos y ropa, pero si los hombres que ayudamos, no tenemos el temor de Dios, solo tendremos muchas personas interesadas en las cosas materiales, pero no veremos personas transformadas por el poder del Evangelio que hace discípulos.
Perder la enseñanza de la doctrina es darle al diablo una puerta para esclavizarnos. La falta doctrinal nos hace perder de vista las cosas de Dios, nos hace maniquíes de Satanás. Cuando el ‘qué dirán’ por apreciar la palabra se pierde, actuamos como los malvados. El temor o respeto hacia el Señor nos hace sabios.
Es por eso que decimos que podemos vivir sin muchas cosas, pero sin el temor de Dios, NO podemos vivir; porque perder el temor a Dios es una tragedia. En Elim, nos esforzamos por conocer de Dios y sus mandatos. Ora por nosotros y cuantos buscan profundizar en la palabra del Señor.
Vinicio Pérez Aguilar, es alumno egresado del Seminario Bautista y pastor de dos congregaciones bautistas llamadas Elim, en Patzún, Chimaltenango, y El Suquinay, El Progreso.
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